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Consejos certeros para nuevos tuiteros

@klarilis

22. De pequeña quemaba hormigas con una lupa, ahora sólo maltrato a mi mayordomo, Alfred. No le hago ascos al tequila. Ni al sarcasmo.

No todos los posts de nuestro blog tienen por qué ser escritos. Twitter está lleno de podcasters y videobloggers. Ellos también tienen la posibilidad de definirnos cuál es su experiencia en Twitter o pueden dar consejos o criticar como cualquier otro colaborador. Hoy tenemos el placer de publicar el primer post audiovisual de OBST. Nos visita @Klarilis, una tuitera que aparte de escribir grandes tuits cargados de humor e ironía, gasta su tiempo libre en videobloguear. Os dejamos con su aportación.

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La vida por debajo de 100 seguidores

@hezur6

Pienso, luego me coméis todos la polla.

Desolate Realm

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Viendo este blog sobre Twitter, no quería dejar pasar la oportunidad de contar un poco cómo se ve la vida desde el punto de vista de quien no es acosado por aluviones de replys ni tiene un TL que se llena en cuanto parpadea.

Se podría decir que los que tenemos un Twitter más «de andar por casa» somos la base de la cadena alimentaria. Sin nosotros, los desorbitados números de followers de más de uno no serían lo que son, y somos muy poco apreciados por ello. Es más, lo único bonito que se nos dice es que somos unos mongorepliers de vez en cuando. Ya os vale, se lo voy a decir a Mariano para que os pida por favor que cambiéis vuestra actitud.

Cuando no tienes una proporción muy elevada de amigos que usen el microblogging ni un talento natural para fabricar juegos de palabras como el que come pipas, tu uso de Twitter es muy distinto y adquieres una perspectiva de los subgrupos de usuarios existentes algo alejada de la que se suele tener. Éstos, a mi juicio y animándome por el desglose previo que ha hecho otro usuario, son:

  • Las falsas estrellas. En el portátil, Tweetdeck y Favstar ejecutándose. En la mano libre, un espejo para admirarse. El corrector ortográfico por si se cuela un «haber si tuiteáis bien», no es cuestión de dar mal ejemplo y que se rían de ti. Alerta especial programada por si te hace un reply el bot del Favstar. Ceño fruncido por estar pensando algún tweet ingenioso (que suele producirse con poca frecuencia). Suelen andar entre los mil y los diez mil followers porque, como yo, mucha gente los cala al poco tiempo de seguirlos y los deja de seguir, cuando se da cuenta de que esos tweets tan graciosos del principio… no lo son tanto. Cuando bajan a la calle a comprar el pan, tienen que llevar una bombona de oxígeno con ego acumulado en Internet, para no ahogarse en mitad de la calle.
  • Las auténticas estrellas. Se la suda todo y sus bromas son realmente graciosas. Dentro de esta categoría entran algunos trolls épicos (que se verán más adelante). Si se hicieran otro Twitter partiendo de cero sin conocer a nadie, llegarían a diez mil seguidores en una semana. Oro puro.
  • Los que lo intentan. Deben pensar que el número de followers es como una especie de puntuación de lo que molas y usan toda clase de técnicas: chistes reciclados, apuntarse a todos los TT del momento diciendo chorradas, mongoreplies a las falsas o auténticas estrellas… En cada tweet ves un resquicio de «sígueme, porfiii» que te da hasta penita.
  • Las sextuiteras. A.k.a «si me pongo un avatar enseñando la pierna y un cacho de bragas y tuiteo cosas que te ponen palote, ¿me sigues, porfi?». Subconjunto de «los que lo intentan», en su mayoría. Sabes que no te las vas a tirar y te importa una mierda lo que digan de su triste vida, en la que seguramente se quejen de que no follan (¡ja!), así que pasas de seguirlas y las añades a una lista de buenorras para revisarla de vez en cuando y alegrarte la vista cuando se cambien el avatar… vale, si soy el único que hace eso, olvidad lo que he dicho.
  • Los trolls épicos: los padres de todos los trolls. Hacen clic en la caja de texto, escriben 140 caracteres (o menos) y consiguen incendiar a decenas de tuiteros, que empiezan a despotricar contra ellos. Mientras tanto, ellos, en su casa, se recuestan en su sillón con un puro en la mano y se les adivina una sonrisa de satisfacción en la cara. No hay tema tabú para ellos y, personalmente, yo debo ser un poco hijo de puta, porque es mi tipo favorito de tuiteros.
  • Los indignados: víctimas favoritas de los trolls épicos. Acuden en masa a cabrearse con el troll y, por consiguiente, éste consigue su objetivo primario. En ocasiones forman una especie de swarm tuitero para defenderse de las múltiples troleadas a las que nadie les obliga a responder, pero lo hacen (caso más reseñable, el de las Beliebers). El arma más eficaz contra ellos es retuitear sus insultos, como cuando cazas un ciervo, le cortas la cabeza y lo exhibes en el salón. Es una muestra de triunfo.
  • Alejandro Sanz.
  • Resto de famosos que NO usan Twitter para ponerse en evidencia.

Mientras seguimos a un puñado de usuarios de los subgrupos de arriba, los underground vamos a lo nuestro: a localizar por Twitter a un amigo, comentar algo que te acaba de pasar o soltar una parida que no es particularmente graciosa, pero oye, es tu cuenta y te la follas como quieres. Todavía sonreímos cuando nos hacen un RT, y eso es algo bonito que no se debería perdUNA PUTA MIERDA, YO HE VENIDO AQUÍ A HACERME FAMOSO, COME ON BITCHES.

Un saludo y espero que no os hayáis aburrido leyendo 🙂

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Así veo Twitter

@juangorostidi

Mi filosofía de vida: Me parece todo bien mientras no me toquen la nómina. Planchar no sale de mí.
Juan Gorostidi

Me ha pedido mi amigo Pixelillo que escriba unas palabras sobre Twitter: qué es, para qué sirve y porqué es mejor que la heroína. Creo que una de las claves que define a Twitter es que es una red social que permite la comunicación inmediata y directa con gente con la que, en condiciones normales, te costaría mucho contactar.

Twitter es una cura de humildad para los famosos, habitualmente sólo acostumbrados a palmeros y que quedan desconcertados por las críticas y las bromas. También puede llevar a gente anónima a creerse poco menos que una estrella, los llamados Tuitstar. Para mí, un Tuitstar no es alguien que tenga muchos seguidores, sino que se define por una actitud chulesca y mal educada, no contestar menciones como norma general y decir cosas como “Voy a organizar una fiesta. Si quieres venir manda DM. Si no puedes es que no estás invitado”. Vamos, lo que antes se llamaba un gilipollas.

Entré en Twitter en diciembre de 2009, va para dos años ya, y he notado una evolución muy clara. Al principio, Twitter tenía una pátina un poco elitista, las conversaciones versaban sobre cine, literatura, arte, etc y había un nivel cultural en general muy alto y también humor, pero poco. Gradualmente, Twitter se ha ido transformando en una red social de cachondeo global, donde no hay límites para hacer un chiste. A mí, esto en principio no me parece mal. Si, por ejemplo, a uno le indigna que se hagan chistes sobre cáncer (un tema que me toca muy de cerca), siempre tiene la opción de hacer un unfollow.

Y es que no existe un solo Twitter, existen tantos como usuarios. No es lógico quejarse de tu TL porque eres tú quien lo elige y configura. La opción de seguir a gente nueva o dejar de hacerlo con quienes te aburren está siempre ahí y eso lo convierte en algo dinámico, vivo y siempre cambiante.

Últimamente han llegado a Twitter trolls, fenómeno hasta ahora totalmente desconocido en el mundo tuitero. Parece que existe un odio soterrado por parte de algunos que al parecer no se sienten totalmente reconocidos en la red, y se crean “personajes” en los que se escudan para poner a parir a la gente… No doy nombres porque todos los conocemos. En este caso, nunca agradeceremos lo suficiente el botón de “bloquear usuario”.

Pero esto no es lo común. En Twitter la gente suele ser maja, un poco cabrona con el humor negro, pero maja en general. En estos casi dos años he encontrado amigos, gente que me ha echado una mano en momentos jodidos, como cuando desapareció mi amigo JM en el terremoto de Chile… Pero eso es otra historia.

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